martes, julio 11, 2006

Soy consciente, en este preciso momento, de que una de las cosas que más echaré de menos dentro de unos años, nunca sabré cuántos hasta que el tiempo haya llegado, serán nuestras tardes en la Laguna.

Plácidas y apasionadas a la vez, llenas de preguntas y de aventuras entre las altas torres de granito y bosque que la rodean en la distancia, prolíficas en respuestas, ensoñaciones y cuerdas de guitarra que rasgaran el cálido aire de tantos atardeceres estivales.

Afortunadamente, habrá muchas lagunas, y el viento recorrerá nuestros rostros y tallará nuestras arrugas; y mientras los sauces y las voces sigan siendo los mismos, recordaré sin nostalgia esos otros veranos de hierba y sol, y la dicha me inundará en nuestros nuevos parajes, envuelta en el abrazo de las palabras y en el sonido de nuestras miradas. Con los mismos y los nuevos sueños, fantasías e interrogantes de siempre.

Historias de la Laguna
Gaia

1 comentario:

xhaju dijo...

Acumularemos anillos de piel. Seremos "mayores" y la nieve comenzará a verse en nuestro monte.
Desde donde me encuentro, puedo ver la ciudad en calma bajo mi mirada, como una bestia agazapada. Así seguirán los recuerdos: se esconderán en los recovecos de la mente, esperando un resorte que salta aleatoriamente para...puff!! Sacara a relucir aquel muñequito de hierba, esa hormiga en el pie, el sauce bailando al son del viento...
Algo quedará. Algo se irá.
Todo estará ahi siempre como un suave rumor en la mente, como un resplandor niveo en lo profundo del alma, imprimiendose a fuego lentamente mientras observamos las nubes pasar.
Cielo, brisa, tierra! Dejareis vuestras huellas en mi jardin, y esperaremos al otoño -cuando caigan las hojas- y volveremos a saborear vuestro aroma.