sábado, julio 21, 2007

Puertas

Portalones impresionantes y grandes fanfarrias suelen ser heraldos de reinos y castillos de apariencia. Opulencia, desfiles, danzas y fiesta, una fina e incesante ducha dorada de sugerencias y alborozo; mas al final, en el fondo, en el centro del palacio mismo, tan sólo una sala amarmolada, fría, enferma...

Hay otra clase de puertas, más modestas, aquellas que casi pasarían inadvertidas si no fuera por su sencilla belleza... Esas cancelas, discretas, de materiales sin abolengo aunque con nobleza, que encierran dijes y tesoros inéditos... A veces tan sólo unas hiedras o grandes y tupidas ramas ocultando tras el follaje una secreta entrada; otras, un arco labrado en piedra; un vano con un batiente de madera arcaica en un olvidado callejón... accesos a mundos con los que más de una vez hemos soñado.

Y creo que encontré, discretos y casi olvidados, recónditos sin duda alguna, la antesala y el vano de Fantasía... una entrada al Laberinto de las Mil Puertas:



No dejéis de buscar vuestras propias puertas: dijes y tesoros nos aguardan ancestralmente tras ellas...

Gaia

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