Escribía Jean-François Revel que “es duro vivir sin ideología, ya que entonces uno se encuentra ante una existencia que no conlleva más que casos particulares, cada uno de los cuales exige un conocimiento de los hechos único en su género y apropiado, con riesgos de error y de fracaso en la acción”. Cierto, vivir sin ideología es agotador, pues nos obliga a ejercitar constantemente el intelecto; es decir, devanarnos los sesos sin garantía alguna de éxito y con el error siempre al acecho. Por eso preferimos no pensar demasiado y afiliarnos a esa religión pagana que es la ideología para alcanzar, por derecho o por fuerza, el paraíso en la tierra. Y esta preferencia tiene serias consecuencias.
La aversión a la realidad tiene efectos secundarios.
Javier Benegas
publicista y analista
4 comentarios:
Es tan agotador como utópico. Vivir sin ideología supondría no tener opinión a priori sobre ningún tema. No tener ningún tipo de educación intelectual dirigida. Comprender pero no asimilar nunca las ideas de otros. Como digo, imposible.
Crees que podría tener además alguna utilidad? Es claro que el gran desarrollo humano consiste en la capacidad de la comunicación del conocimiento entre grupos y generaciones.
Es posible transmitir conocimiento objetivo? El desarrollo humanista que nos saca de la animalidad y la de las cavernas no es también un desarrollo durante generaciones que implica transmisión de ideología?
Un abrazo
Los modelos están hechos para ser aniquilados por las evidencias. Podemos sustituirlos por otros modelos mejores, pero la realidad siempre es mucho más rica.
Juzgar, es siempre una acción de arrogancia, es pensar que se puede tener toda la verdad. Pero, no decidir, no luchar por la verdad, es siempre la peor decisión.
Al final todo depende del resultado.
No sirve
No sirve
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