viernes, julio 21, 2006

De Los susurros divinos de Han Qing-jao

Una vez oí el relato de un hombre
que se dividió en dos.
Una parte nunca cambió;
la otra creció y creció.
La parte que no cambió siempre fue fiel,
la parte creciente siempre fue nueva;
y yo me pregunté, cuando terminó el relato,
qué parte era yo y qué parte eras tú.

de Los susurros divinos de Han Qing-jao

Hijos de la mente
Orson Scott Card

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo tantas cosas que deseo decirte, soy una egoista, pero leí estas líneas y pensé que eran para mí, por la sencilla razón de que si fuera yo quien las dijese serían para tí, he estado leyendo, y aprendiendo mucho, y escuchando mucho, la amistad como el amor, hay que trabajarla, y poco a poco uno lo va haciendo mejor y va entendiendo un poco más, aunque a veces lo único que entendamos es que no hay manera de entenderlo.
Cuando la alegría o la tristeza me desbordan y cuando la melancolía abraza mi alma pienso en tí, y sé, que estés donde estés, hagas lo hagas, en ese momento piensas en mí y eso me llena de esperanza.
Gracias por darme la oportunidad de no saber que parte somos cada una.

La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.

Gaia dijo...

Estas líneas son para ti, por la sencilla razón de que las palabras son para quien las recibe: para quien las escucha y las comprende. Para quien permite que lleguen hasta él y se alojen en su corazón. En ese momento, las hace suyas.

Tienes tantas cosas que decirme y el tiempo siempre parece tan corto... toda una vida no basta para escuchar todas las cosas que los seres tenemos que decirnos. Tal vez por eso, se nos otorgan varias. Tal vez por eso, se nos concedió el don de VIVIR: como no podríamos escucharnos todo lo que hay que contar en una sola vida, se nos dijo "VIVE a esas personas, VIVE tu vida con ellas, conócelas y, entonces, habrá cosas que sepáis sin haber tenido tiempo de contároslas, habrá una conexión más allá de las palabras". Sin embargo, no sirva de excusa para que dejes de decirme todas las cosas que tienes que contarme. Porque a veces uno es lo suficientemente torpe como para no captarlas sin la ayuda de las palabras.

Sé que has estado leyendo y aprendiendo mucho; y hay un gran escritor que dijo aproximadamente: "sólo podemos encontrar en los libros lo que ya llevamos dentro". Qué gran verdad. Es cierto que los libros nos descubren cosas insospechadas, sin embargo, basta ver cómo influye tan distintamente un mismo libro a dos personas para comprender que, efectivamente, lo que averiguamos con ellos depende de lo que ya somos.

La amistad es, para mí, uno de los grandes misterios del universo. Siempre agradecida y fascinada ante ellos.